INVESTIGACIONES Y PROGRAMAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA
El sistema de Skinner al completo está basado en el condicionamiento operante. El organismo está en proceso de “operar” sobre el ambiente, lo que en términos populares significa que está irrumpiendo constantemente; haciendo lo que hace. Durante esta “operatividad”, el organismo se encuentra con un determinado tipo de estímulos, llamado estímulo reforzador, o simplemente reforzador. Este estímulo especial tiene el efecto de incrementar el operante (esto es; el comportamiento que ocurre inmediatamente después del reforzador). Esto es el condicionamiento operante: el comportamiento es seguido de una consecuencia, y la naturaleza de la consecuencia modifica la tendencia del organismo a repetir el comportamiento en el futuro.”
Imagínese a una rata en una caja. Esta es una caja especial (llamada, de hecho, “la caja de Skinner”) que tiene un pedal o barra en una pared que cuando se presiona, pone en marcha un mecanismo que libera una bolita de comida. La rata corre alrededor de la caja, haciendo lo que las ratas hacen, cuando “sin querer” pisa la barra y ¡presto!, la bolita de comida cae en la caja. Lo operante es el comportamiento inmediatamente precedente al reforzador (la bolita de comida). Prácticamente de inmediato, la rata se retira del pedal con sus bolitas de comida a una esquina de la caja.
Un comportamiento seguido de un estímulo reforzador provoca una probabilidad incrementada de ese comportamiento en el futuro.
¿Qué ocurre si no le volvemos a dar más bolitas a la rata? Aparentemente no es tonta y después de varios intentos infructuosos, se abstendrá de pisar el pedal. A esto se le llama extinción del condicionamiento operante.
Un comportamiento que ya no esté seguido de un estímulo reforzador provoca una probabilidad decreciente de que ese comportamiento no vuelva a ocurrir en el futuro.
Ahora, si volvemos a poner en marcha la máquina de manera que el presionar la barra, la rata consiga el alimento de nuevo, el comportamiento de pisar el pedal surgirá de nuevo, mucho más rápidamente que al principio del experimento, cuando la rata tuvo que aprender el mismo por primera vez. Esto es porque la vuelta del reforzador toma lugar en un contexto histórico, retro activándose hasta la primera vez que la rata fue reforzada al pisar el pedal.
PROGRAMAS DE REFORZAMIENTO
Después de observar que sus ratas seguían presionando la palanca a una tasa bastante constante incluso si no eran reforzadas por cada respuesta, Skinner decidió investigar diferentes programas de reforzamiento (patrones con los que se proporcionan o retienen los reforzadores) para determinar su efectividad para controlar la conducta. Entre las tasas de reforzamiento que probó, se encuentran las siguientes:
● Intervalo Fijo
● Razón Fija
● Intervalo Variable
● Razón Variable
Un programa de reforzamiento de intervalo fijo significa que el reforzador se presenta después de la primera respuesta que ocurra luego de transcurrir un intervalo fijo. Ese intervalo puede ser de 1 minuto, 3 o cualquier otro periodo especificado. La cronometrización de reforzamiento no tiene nada que ver con número de respuestas. Si la rata responde 3 veces o 20 por minuto durante el intervalo fijo, el reforzador solo se presenta después del paso de un periodo determinado y de la emisión de la respuesta correcta.
Muchas situaciones operan de acuerdo con el programa de reforzamiento de intervalo fijo. Si su profesor aplica un examen a mitad de curso y un examen final, él estará empleando un programa de intervalo fijo. Un empleo en el que le paguen el salario una vez a la semana o una vez al mes opera de acuerdo a un programa de intervalo fijo. No se le paga de acuerdo al número de piezas que produzca o las ventas que haga (el número de respuesta) sino en función al número de horas, días o semanas que transcurran.
En el programa de reforzamiento de razón fija, los reforzadores sólo se entregan después de que el organismo ha emitido una cantidad específica de respuestas. Por ejemplo, el experimentador puede entregar el reforzador después de cada presentación 10 o 20 respuestas. En este programa a diferencia del de intervalo fijo, la presentación de los reforzadores depende de cuán a menudo responda el sujeto. La rata no recibirá comida hasta que emita el número de respuestas requerido. Este programa de reforzamiento produce una tasa de respuestas más rápida que el anterior.
En un trabajo en que el salario dependa del porcentaje de piezas, lo que obtenga dependerá de lo que produzca. Entre más piezas produzca, más ganará. Su recompensa depende directamente de su tasa de respuestas, lo mismo sucede con un vendedor que trabaja por comisión (su ingreso depende del número de productos vendidos), entre más venda, más obtiene.
En el programa de reforzamiento de intervalo variable, el reforzador puede aparecer después de 2 horas en el primer caso, luego de 1 hora y media en la siguiente ocasión y tras 2 horas y 15 minutos en la tercera vez. Una persona que pase el día pescando puede ser recompensada, si acaso, sobre una base de intervalo variable. El programa de reforzamiento es determinado por la aparición aleatoria del pez mordiendo la carnada.
Un programa de reforzamiento de razón variable se basa en un número promedio de respuestas entre reforzadores, pero existe gran variabilidad alrededor del promedio. Skinner encontró que el programa de razón variable produce una tasa elevada y estable de respuestas, como puede atestiguar con júbilo la gente que opera en los casinos de apuestas. Máquinas tragamonedas, ruletas, carreras de caballos y juegos de lotería pagan de acuerdo a un programa de reforzamiento de razón variable, un medio de gran eficacia para controlar la conducta. Estos programas producen respuestas duraderas que tienden a resistir la extinción.
La investigación de Skinner sobre los programas de reforzamiento proporciona una técnica efectiva para controlar, modificar y moldear la conducta.
MODELADO
Una cuestión que Skinner tuvo que manejar es la manera en que llegamos a fuentes más complejas de comportamientos. Respondió a esto con la idea del modelado, o el método de aproximaciones sucesivas (el organismo recibe reforzamiento a medida que su conducta pasa por etapas sucesivas, o consecutivas, para aproximarse a la conducta final deseada). Básicamente, consiste en primer lugar en reforzar un comportamiento solo vagamente similar al deseado. Una vez que está establecido, buscamos otras variaciones que aparecen como muy cercanas a lo que queremos y así sucesivamente hasta lograr que el animal muestre un comportamiento que nunca se habría dado en la vida ordinaria.
Entrenó a una paloma en muy corto tiempo a picotear un punto específico en su caja. La probabilidad de que la paloma picoteara por sí misma en ese punto preciso era baja. Al principio se reforzó a la paloma simplemente cuando volteaba hacia el punto designado. Luego se retuvo el reforzamiento hasta que la paloma hiciera algún movimiento, aunque fuera pequeño, hacia el punto. Después de eso la paloma solo era reforzada cuando inclinaba la cabeza hacia el punto. Al final, solo se le reforzaba cuando tocaba el punto con el pico. Aunque esto parezca un proceso que se lleva mucho tiempo. Skinner condicionaba a las palomas en menos de 3 minutos.
APLICACIONES DEL CONDICIONAMIENTO OPERANTE
Los psicólogos han aplicado las técnicas de condicionamiento operante de Skinner para modificar la conducta humana en los ambientes clínicos, empresariales y educativos. La modificación de conducta ha tenido éxito con niños y adultos, con personas mentalmente sanas o perturbadas y lo mismo con conductas individuales que de grupos.
● Programa de economía de fichas
Adquirir hábitos, eliminar determinados comportamientos o generar cambios en la forma de actuar. En ocasiones modificar la conducta propia o ajena puede ser complicado, especialmente en niños y niñas.
Afortunadamente la psicología y otras disciplinas han trabajado desde diferentes corrientes teóricas técnicas que permiten que las personas introduzcan cambios en su manera de comportarse. Una de las técnicas empleadas con este fin es la economía de fichas.
La economía de fichas es una de las técnicas de modificación de la conducta, las cuales pretenden producir un cambio en el comportamiento del sujeto a tratar o bien implementar o desvanecer conductas concretas. Este tipo de técnicas se basan en la creencia de que el comportamiento puede ser modificado a partir del aprendizaje de nuevas acciones, y son muy utilizadas para educar o intervenir sobre trastornos.
La técnica de la economía de fichas se basa en el concepto del reforzamiento propio del condicionamiento operante de B. F. Skinner. Esta teoría indica que el hecho de emitir o no una conducta depende de las consecuencias de dicha acción que son percibidas. Si estas son positivas tenderemos a repetir la conducta ante la previsión de más refuerzo, mientras que si son negativas disminuiremos su frecuencia o eliminaremos la conducta de nuestro repertorio.
¿Cómo se utiliza?
El procedimiento a emplear en esta técnica se basa en el intercambio. La emisión de la conducta objetivo se verá recompensada con un reforzador generalizado en forma de fichas, que posteriormente puede ser intercambiado por reforzadores apetecibles para el sujeto. La realización de la conducta se controla mediante algún tipo de sistema de registro. Las fichas en sí son un estímulo neutro, sin valor para el sujeto hasta que conoce su vinculación con la obtención de reforzadores.
Hay que tener en cuenta que esta técnica es de gran utilidad para modificar conductas ya presentes en el repertorio del sujeto, implementar nuevos comportamientos o desvanecer conductas mediante la recompensa de acciones incompatibles, o bien mediante la retirada de fichas entregadas previamente.
Sin embargo, la economía de fichas solo es útil si queremos introducir modificaciones en unas pocas conductas concretas, o de lo contrario que las modificaciones se realicen de forma muy gradual y negociando de antemano con el niño, niña o paciente el progreso que se debe ir realizando.
Fases del procedimiento
La economía de fichas es una técnica de fácil aplicación, pero que requiere seguir una serie de etapas para poder ser aplicada correctamente. Concretamente podemos encontrar tres fases diferenciadas, si bien en ocasiones se consideran reducibles a una fase de implantación del programa y otra de desvanecimiento de éste.
1. Fase de establecimiento del programa
El primer paso para poder aplicar esta técnica pasa por explicar y establecer junto al individuo a tratar el procedimiento que se va a llevar a cabo.
Para que esta técnica sea efectiva el sujeto debe ser capaz de comprender el concepto de ficha, y para qué sirve. Se muestran las fichas que se van a emplear y se ayuda a la persona a comprender que estos elementos van a ser utilizados como objetos intercambiables por determinados reforzadores.
Así, volvemos la ficha algo deseable por sí mismo y despertamos el deseo de obtenerlo. Si es necesario se puede ejemplificar dándole al individuo fichas para que las pueda intercambiar por algún elemento que pueda ser eficaz como reforzador, mostrando el funcionamiento básico y el significado de estos símbolos intercambiables. Se podría considerar este procedimiento como una subfase, el muestreo de la ficha como reforzador.
Posteriormente se indica al sujeto que obtendrá una cierta cantidad de fichas por cada vez que lleve a cabo una conducta, o bien si durante cierto periodo de tiempo ha realizado o evitado una conducta concreta.
Se especifica también si existe algún tipo de coste por hacer lo contrario a lo pretendido. Además, se pactan los reforzadores a obtener con las fichas y se establece el valor de cada una ellos, condicionando su obtención a la realización o no realización de determinadas conductas.
Por último, se establece y elabora un sistema con el que poder registrar las acciones de la persona a lo largo del tiempo.
2. Puesta en marcha del programa
Una vez establecido qué se va a hacer, llega el momento de ponerlo en práctica. Se realiza un seguimiento de la actuación del niño, niña, estudiante o paciente, otorgándole fichas (o quitándoselas en el caso de que haga conductas prohibidas, según si se aplica o no el costo de respuesta) según se vaya registrando la conducta.
Se recomienda que al menos al principio se recompense cada conducta emitida inmediatamente, de forma que se fije el funcionamiento del sistema, si bien con el tiempo las recompensas se irán postergando. Además es recomendable que de los posibles reforzadores solo haya disponibles unos pocos, de manera que el deseo de los aún no disponibles permita que la conducta se mantenga en el tiempo.
3. Fase de finalización
En la última fase, que va a cerrar el programa, se va a proceder a hacer un "desmantelamiento" del sistema de economía de fichas hasta su finalización.
Según el sujeto va aumentando el dominio y la práctica en la conducta objetivo, poco a poco se va ir comenzando a aumentar el número de fichas requeridas para lograr los reforzadores, a la vez que se reducen las fichas ganadas por cada conducta realizada, se endurecen los requisitos para obtener las fichas y/o se aumenta el periodo que tardan en entregarse.
Con el tiempo, el programa en sí deja de aplicarse, teniendo el sujeto ya establecida la conducta. Sin embargo, los cambios deben ir siendo informados al individuo, de modo que no se produzca un rechazo y una reacción de eliminación de la conducta buscada o recrudecimiento de la que se pretendía disminuir.
Ámbitos de aplicación
La técnica de la economía de fichas puede emplearse tanto en formato individual como colectivo, pero siempre va a ser necesario ajustar y acordar tanto las conductas a ejecutar como los reforzadores que se pueden conseguir según las necesidades de los individuos o grupo. Puede utilizarse para nivelar y estandarizar un ambiente determinado, permitiendo su reorganización.
La economía de fichas tiene un gran número de ámbitos de aplicación. Inicialmente fue empleada para motivar a pacientes con trastornos mentales a actuar de un modo más competente y adaptativo. En el ámbito de la clínica, pues, puede usarse para enseñar a los pacientes con trastornos a combatir su sintomatología mediante el cambio conductual.
También puede servir en el ámbito educativo, donde de hecho es utilizada frecuentemente, especialmente en escuelas de primaria, o directamente en hogares como herramienta para educar a hijos e hijas. Utilizado en colegios, permite que éstos se esfuercen por actuar de manera que consigan el reforzador, ayudando a mejorar el comportamiento. Pero no solo se aplica en la escuela o en la clínica, sino que también puede usarse a nivel particular para conseguir cambiar los hábitos.
● Programas de modificación de conducta
La modificación de conducta (usualmente conocida en inglés como mod-b) es la técnica terapéutica basada en el trabajo de Skinner. Es muy directa: extinguir un comportamiento indeseable (a partir de remover el refuerzo) y sustituirlo por un comportamiento deseable por un refuerzo. Ha sido utilizada en toda clase de problemas psicológicos (adicciones, neurosis, timidez, autismo e incluso esquizofrenia) y es particularmente útil en niños. Hay ejemplos de psicóticos crónicos que no se han comunicado con otros durante años y han sido condicionados a comportarse de manera bastante normal, como comer con tenedor y cuchillo, vestirse por sí mismos, responsabilizarse de su propia higiene personal y demás.
La atención se concentra en cambiar conductas manifiestas, definiendo la naturaleza de los reforzadores apropiados y determinando la tasa óptima de presentación para modificar la conducta.
Castigo y reforzamiento negativo
La mayoría de las aplicaciones del condicionamiento operante implica reforzamiento negativo más que castigo (aplicación de un estímulo aversivo después de una respuesta en un esfuerzo por disminuir la probabilidad de que esa respuesta ocurra de nuevo). En una economía de fichas los pacientes no son castigados por no actuar en forma apropiada, sino que se les refuerza cuando su conducta cambia de manera positiva. Skinner decía que el castigo es ineficiente para cambiar la conducta de lo indeseable a lo deseable o de lo anormal a lo normal. La aplicación del refuerzo positivo a las conductas deseables es mucho más eficaz que el castigo.
El reforzamiento negativo (Fortalecimiento de una respuesta mediante la eliminación de un estímulo aversivo) no es lo mismo que el castigo. Un reforzador negativo es un estímulo aversivo nocivo, cuya remoción es recompensante. En el laboratorio o en el aula puede establecerse una situación de condicionamiento operante en que se mantenga un estímulo desagradable (como un ruido fuerte o una descarga eléctrica) hasta que el sujeto exhiba la conducta deseada. Igual que con el reforzamiento positivo, el ambiente cambia como consecuencia de la conducta, en este caso, el estímulo desaparecerá.
Podemos ver ejemplos de reforzamiento negativo en situaciones cotidianas. Una persona puede dejar de fumar para evitar el estímulo aversivo de los rezongos del cónyuge o un colega. El estímulo aversivo (los rezongos) cesa cuando aparece la conducta deseable (no encender el cigarrillo en la casa u oficina). En otro caso, un niño de tres años abre el tubo de la pila donde su mamá lava los platos y le sale el agua caliente y se quema su manita. Si el niño siente el dolor y encima es reprendido por su mamá por haber puesto el banquito junto a la pila que está en la cocina, el niño podría repetir su comportamiento una vez más para desafiar la autoridad materna, pero si se vuelve a quemar y su mamá lo vuelve a reprender, probablemente nunca más abrirá el tubo con la intención de jugar con agua.
Skinner se oponía a emplear estímulos nocivos para modificar la conducta, al observar que las consecuencias no son tan predecibles como con el reforzamiento positivo. Además el reforzamiento negativo no siempre funciona, mientras que la eficacia del reforzador positivo es más consistente.
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Modificación de conducta para niños // Economía de fichas
Refuerzos y Castigos, Positivos y Negativos.
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