ALBERT BANDURA
El psicólogo y
teórico Albert Bandura nació en Canadá a finales del año 1925. A punto de
entrar en la década de los ‘50, Bandura se licenció en Psicología en la
Universidad de Columbia.
Dado su
brillante expediente, en 1953 empezó a ejercer la docencia en la prestigiosa
Universidad de Stanford. Años más tarde, Bandura ostentó el cargo de presidente
en la APA (American Psychological Association).
Un concepto nuevo: el determinismo recíproco
Durante los
primeros años como investigador, Albert Bandura se especializó en el estudio
del fenómeno de la agresión en adolescentes. Pronto se percató que, aunque los
elementos observables eran cruciales a la hora de establecer unas bases sólidas
y científicas para el estudio de ciertos fenómenos, y sin renunciar al
principio de que es el ambiente el que causa el comportamiento humano, cabía
también realizar otra reflexión.
El ambiente
causa la conducta, ciertamente, pero la conducta también causa el ambiente.
Este concepto, bastante innovador, fue denominado determinismo recíproco: la
realidad material (social, cultural, personal) y el comportamiento individual
se causan mutuamente.
Investigación
Bandura fue
inicialmente influenciado por el trabajo de Robert Sears sobre antecedentes
familiares en el comportamiento social y el aprendizaje identificatorio.
Dirigió su investigación inicial en relación con el aprendizaje social en la
motivación, pensamiento y acción humanas. En colaboración con Richard Welters,
su primer estudiante doctoral, desarrolló estudios de aprendizaje social y
agresión.
Teoría del aprendizaje social
Durante la fase
inicial de la investigación de Bandura se analizan las bases del aprendizaje
humano y la disposición de niños y adultos para imitar acciones observadas en
otras, particularmente la agresión.
La teoría del
aprendizaje social plantea que buena parte del aprendizaje humano se da en el
medio social. AI observar a los otros, la gente adquiere conocimientos, reglas,
habilidades, estrategias, creencias y actitudes. Aprende acerca de la utilidad
y conveniencia de diversos comportamientos fijándose en modelos y en las
consecuencias de su proceder, y actúa de acuerdo con lo que cree que debe
esperar como resultado de sus actos.8
Esta teoría
establece que hay tres sistemas reguladores que controlan las conductas:
·
Primero, los incentivos previos
influyen enormemente en el momento y respuesta del comportamiento. El estímulo
que se produce antes de la respuesta conductual debe ser adecuado en relación
al contexto social y las personas actuantes.
·
Segundo, la reacción ante el
comportamiento (conductas, valoraciones, críticas…) cumple también una función
importante. Los refuerzos que siguen a una conducta, bien sea por experiencia o
por observación, impactarán en gran manera en su repetición en el futuro.
·
Tercero, la importancia de las
funciones cognitivas en el aprendizaje social. Por ejemplo, hay gente que se
enfada fácilmente con la vista o el pensamiento de personas con quienes han
tenido encuentros hostiles, de manera que se produce una conducta agresiva.
Este recuerdo se adquiere a través del proceso de aprendizaje.
Agresión
En la década de
los 60, el enfoque conductual era la máxima explicación del aprendizaje, es
decir, el condicionamiento tanto clásico como operante, afirmaba que las
conductas se aprenden por medio del apareamiento de estímulos. Sin embargo,
Albert Bandura criticaba el conductismo de B.F. Skinner por enfocarse
exclusivamente sobre los estímulos externos. Bandura creía que además de los
estímulos externos, el aprendizaje también se generaba a partir de
determinantes internas y sociales10.
Es por esto por
lo que empezó a analizar los métodos de tratar a niños excesivamente agresivos,
identificando el origen de la violencia en sus vidas. En 1957 Neal Miller y
John Dollard llevaron a cabo investigaciones preliminares al respecto, que
fueron culminadas por Bandura en 1961, con el experimento del muñeco Bobo11.
Estas pruebas tenían como objetivo demostrar que conductas similares eran
aprendidas por individuos creándolas a partir de acciones modelos. Este
experimento hacía énfasis en como individuos jóvenes son influenciados por
actos de adultos. Cuando los adultos son recompensados por sus conductas
violentas, los niños son más propensos a seguir golpeando al muñeco. Sin
embargo, cuando los adultos eran reprendidos, los niños, consecuentemente,
dejaban de golpear a muñeco. Los resultados de estas pruebas cambiaron el curso
de la psicología moderna.
Aprendizaje por observación (modelado)
De los numerosos
estudios e investigaciones que llevó a cabo Albert Bandura, existe uno que fue
(y sigue siendo) objeto de especial atención. Los estudios sobre el muñeco
bobo. La idea surgió a partir de un video grabado por uno de sus alumnos, donde
una niña golpeaba repetidamente un muñeco hinchable con forma de huevo llamado
“Bobo”.
La niña atizaba
sin piedad al muñeco, mientras le gritaba “¡estúpido!”. Le pegaba, tanto con
puñetazos como con un martillo, y acompañaba estas acciones agresivas con
insultos. Bandura enseñó el video a un grupo de niños de una guardería, que
disfrutaron del video. Más tarde, una vez terminada la sesión de video, los
niños fueron conducidos hasta un salón de juegos, donde les esperaba un muñeco
bobo nuevo y martillos pequeños. Obviamente, también se encontraban en la sala
Bandura y sus colaboradores, analizando la conducta de los retoños.
Los niños no
tardaron en agarrar los martillos y ponerse a pegar al muñeco bobo, mimetizando
los insultos de la niña del video. Así, al grito de “¡estúpido!”, copiaron
todas las ‘fechorías’ que habían visto minutos antes.
Aunque las
conclusiones de este experimento quizá no parezcan muy sorprendentes, sirvieron
para confirmar varias cosas: los niños cambiaron su conducta sin que existiera
ningún refuerzo dirigido a realizar dicho comportamiento. Esto no resultará una
reflexión extraordinaria para cualquier padre o docente que haya compartido
tiempo con niños, pero sin embargo sí creó un cisma respecto a las teorías de
aprendizaje conductuales.
Bandura denominó
a este fenómeno “aprendizaje por observación" (o modelado).
Modelado: analizando sus componentes
Atención,
retención, reproducción y motivación
El estudio
sistemático y las variaciones de la prueba del muñeco bobo permitieron a Albert
Bandura establecer los distintos pasos involucrados en el proceso de modelado.
1. Atención
Si quieres
aprender cualquier cosa, debes prestar atención. Asimismo, todos los elementos
que supongan un obstáculo a prestar la máxima atención posible, redundarán en
un peor aprendizaje.
Por ejemplo, si
estás intentando aprender algo pero tu estado mental no es el más idóneo
(porque estás medio dormido, te encuentras mal o has tomado drogas), tu grado
de adquisición de nuevos conocimientos se verá afectado. Lo mismo ocurre si
cuentas con elementos distractores.
El objeto por el
cual prestamos atención también tiene ciertas características que pueden atraer
más (o menos) nuestro foco atencional.
2. Retención
No menos importante que prestar una atención adecuada, es ser capaces de retener (recordar, memorizar) aquello que estamos estudiando o intentando aprender. Es en este punto donde el lenguaje y la imaginación tienen un papel importante: retenemos lo que hemos visto en forma de imágenes o descripciones verbales.
Una vez que
hemos guardado los conocimientos, imágenes y/o descripciones en nuestra mente,
somos capaces de recordar conscientemente esos datos, de forma que podemos
reproducir lo aprendido e incluso repetirlo, modulando nuestro comportamiento.
3. Reproducción
Cuando llegamos a este paso, debemos ser capaces de decodificar las imágenes o descripciones retenidas para que nos sirvan para cambiar nuestro comportamiento en el presente.
Es importante
comprender que, a la hora de aprender a hacer algo que requiera una
movilización de nuestra conducta, debemos ser capaces de reproducir el
comportamiento. Por ejemplo, puedes pasarte una semana viendo videos de
patinaje sobre hielo, pero no ser capaz ni de ponerte unos patines sin caerte
al suelo. ¡No sabes patinar!
Pero si en cambio sí sabes patinar sobre hielo, es probable que la visualización repetida de videos en que patinadores mejores que tú realizan saltos y piruetas redunde en una mejora de tus habilidades.
También es
importante, con respecto a la reproducción, saber que nuestra capacidad para
imitar comportamientos va mejorando paulatinamente cuanto más practicamos las
habilidades involucradas en determinada tarea. Además, nuestras capacidades
tienden a mejorar con el simple hecho de imaginarnos a nosotros mismos
realizando el comportamiento. Esto es lo que se conoce como “Entrenamiento
Mental” y es muy usado por deportistas y atletas para mejorar su rendimiento.
4. Motivación
La motivación es un aspecto clave a la hora de aprender esos comportamientos que queremos imitar. Debemos tener razones y motivos para querer aprender algo, en caso contrario va a ser más complicado focalizar la atención, retener y reproducir dichas conductas.
Según Bandura,
los motivos más frecuentes por los cuales queremos aprender algo, son:
- Refuerzo pasado, como el conductismo clásico. Algo que nos ha gustado aprender anteriormente tiene más papeletas para gustarnos ahora.
- Refuerzos prometidos (incentivos), todos aquellos beneficios futuros que nos empujan a querer aprender.
- Refuerzo vicario, que nos dota de la posibilidad de recuperar el modelo como refuerzo.
Estos tres
motivos están vinculados a lo que tradicionalmente han considerado los
psicólogos como los elementos que “causan” el aprendizaje. Bandura explica que tales
elementos no son tanto los “causantes” como sí los “motivos” de querer
aprender. Una diferencia sutil pero relevante.
Desde luego, las
motivaciones negativas también pueden existir, y nos empujan a no imitar
determinado comportamiento:
- Castigo pasado
- Castigo prometido (amenazas)
- Castigo vicario
Autorregulación: otra clave para entender la
personalidad humana
La
autorregulación (esto es, la capacidad para controlar, regular y modelar
nuestro propio comportamiento), es la otra clave fundamental de la
personalidad. En su teoría, Bandura apunta a estos tres pasos hacia la
autorregulación:
1. Auto-observación
Nos percibimos a
nosotros mismos, evaluamos nuestro comportamiento y esto sirve para establecer
un corpus coherente (o no) de lo que somos y hacemos.
2. Juicio
Comparamos nuestros comportamientos y actitudes con ciertos estándares. Por ejemplo, solemos comparar nuestros actos con los culturalmente aceptables. O también somos capaces de crear actos y hábitos nuevos, como por ejemplo salir a correr cada día. Además, podemos inculcarnos el valor por competir con los demás, o hasta con nosotros mismos.
3. Auto-respuesta
Si en la
comparación que hacemos con nuestros estándares salimos bien parados, nos damos
respuestas de recompensa positiva a nosotros mismos. En caso de que la
comparación nos cree malestar (porque no nos ajustamos a lo que creemos que
sería correcto o deseable), nos damos respuestas de castigo. Estas respuestas
pueden ser desde lo más puramente conductual (quedarnos trabajando hasta tarde
o pedir perdón al jefe), hasta aspectos más emocionales y encubiertos
(sentimiento de vergüenza, autodefensa, etcétera).
Uno de los
elementos importantes en Psicología y que sirven para comprender el proceso de
autorregulación es el autoconcepto (también conocido como autoestima). Si
echamos la vista atrás y percibimos que hemos actuado a lo largo de nuestra
vida más o menos de acuerdo a nuestros valores y hemos vivido en un ambiente
que nos ha conferido recompensas y elogios, tendremos un buen autoconcepto y
por tanto una autoestima alta. En caso inverso, si hemos sido incapaces de
vivir de acuerdo a nuestros valores y estándares, es probable que tengamos un
pobre autoconcepto, o autoestima baja.
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PARA MÁS INFORMACIÓN:
👇🔍
La Teoría del Aprendizaje Social de Bandura
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